Te persigo a ti, eres la reina de mis
sueños, el sentido que la vida me ofrece.
Despierto cada mañana horrorizado por
el sacrilegio de separarnos. Me convenzo de que hay un motivo para no
soñar.
Resoplo con la mirada en otro plano, en
otra dimensión más bella. Inspiro, lleno mis pulmones con todo el
aire que puedan almacenar.
Toco la pared con mis dedos, me aseguro de que la realidad sigue encerrada en su prisión, en su Caja de
Pandora.
Cada mañana, salgo aterrorizado de mi
refugio con la sensación de ser una deliciosa presa, perdida en la
jungla y acechada por los ojos hambrientos de miles de fieras. Como
un camaleón que se mimetiza, adopto la forma de un depredador, pero
sigo siendo un ratón que espera que el ojo del águila no se fije en
él....
Aunque quizás, todos somos ratones que
se disfrazan de águilas con las plumas que encontramos en el suelo.
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